AFRICA | NAMIBIA

Estoy convencido de que Namibia es uno de los sitios más fotogénicos de este planeta. Su territorio está lleno de fabulosos paisajes desérticos que parecen de otro planeta. Los 1.400 kms de costa oeste son en su mayoría un desierto larguísimo que saca pecho ante el violento Atlántico Sur. En el interior están los inselbergs o montañas de cima plana con de cortes abruptos y verticales  caídas. El país esta flanqueado al Norte por Angola, al Este por el desierto de Kalahari y Botsuana. En el Noreste, la franja de Caprivi y las tierras húmedas regadas por los ríos Okavango y Zambeze. Al Sur, Sudáfrica, mucho desierto y fantásticos ríos secos, que forman los espectaculares cañones de Fish River y Kuiseb.

Namibia es un extraño injerto alemán en el Sur del continente negro. El idioma oficial es el Afrikaans, como en Sudáfrica. Proviene de un cruce de holandés con dialectos locales. Además del afrikaans, el namibio se defiende en inglés y en el dialecto de su etnia.

Descubrimos con jolgorio que también hablan chiquitistán. ¿Te acuerdas del Chiquito de la Calzada? En uno de nuestros trayectos en auto-stop, Juan y yo bromeábamos en español ante la audiencia local, e intercalábamos algunas expresiones de este cómico andaluz. Los pasajeros namibios del vehículo participaban divertidos en nuestra conversación al escuchar palabras que les resultaban familiares.

Después de muchas carcajadas, sacamos en claro estas similitudes entre la “lengua chiquito” y algunos dialectos locales:

Grijander: ¿como estás? (herero)

Ekarenauer: hasta luego (herero)

Junemore: hola (afrikaans)

Commorr: número (herero)

La antigua África del Sudoeste tiene unos 825.000 km2 (España e Italia juntas) y está habitada por unos dos millones de habitantes. La población blanca no rebasa el 7%, mas otro porcentaje igual de mestizos coloureds y basters. Sin embargo, esta minoría caucásica (la segunda mayor de África subsahariana, después de Sudáfrica) ha tenido un importante impacto sobre las costumbres, infraestructura y modo de vida de esta nación tan olvidada y alejada de todo. Por ejemplo, la mitad de la población es luterana, y hasta 1990 el alemán fue lengua oficial. Las etnias africanas, tras una larga etapa de sangrientos conflictos tribales para consolidar sus territorios, han quedado dividida en varias tribus: la mayoritaria Bantu, y Khoisan, Hereros, San, Damaras, Kavangos, Himbas, Ovambos etc.

Hasta hace un par de siglos, la traicionera costa de Namibia fue ignorada por los exploradores marítimos europeos. Los primeros en arriesgarse a desembarcar fueron intrépidos misioneros alemanes. Cuantos países africanos abiertos a Europa por el arrojo de hombres que sólo buscaban la evangelización. A finales del siglo XIX, Luderitz convenció al canciller alemán Bismarck para que concediese a estos nuevos territorios el estatus de protectorado alemán. Como consecuencia, a comienzos del XX se produjo una masiva inmigración de ciudadanos alemanes. Poco después se descubrieron en el sur del país las mayores minas de diamantes del mundo. Aún hoy, gran parte del sur namibio es zona de acceso prohibido. En 1915 los sudafricanos expulsaron a los alemanes. Llegaron atraídos por las riquezas y sacando provecho de la humillación alemana tras la primera guerra mundial. El primer ministro sudafricano Botha y el General Jan Smuts se ocuparon de la nueva invasión. El país pasó a llamarse Africa del Sudoeste. En 1956 las ONU declaró ilegal la ocupación sudafricana.

Pero las riquezas mostradas por las minas de diamantes, trabajadas por esclavos negros, eran una ración demasiado apetitosa, y los sudafricanos se negaron a marcharse. Fuera de la zona minera del sur, un reducido grupo de 6.000 colonos blancos eran capaces de dominar este extenso país, quedándose con las mejores tierras del centro, y expulsando a las tribus negras al norte hacia zonas más inhóspitas. Allí fueron diezmadas por el hambre y la falta de recursos. Para recuperar las tierras y el poder perdido, los habitantes indígenas iniciaron en 1966 una guerra de guerrillas contra los opresores blancos y crearon SWAPO. En 1972 la ONU volvió a declarar ilegal la ocupación sudafricana, pero una guerra civil en Angola, país fronterizo al norte, justificó la prolongación de la ocupación. Los sudafricanos alegaban para desobedecer su derecho a estar preparados para repeler un posible ataque de los 19.000 soldados cubanos desembarcados en Angola para apoyar a una de las facciones en liza.

Finalmente, en 1990, la zona de administración especial Africa del Sudoeste obtuvo su declaración de independencia, y el líder de la SWAPO se convirtió en el primer presidente de Namibia. Muchos colonos afrikaans se negaron a marcharse y hoy viven aislados en inmensas fincas de miles de hectáreas en zonas áridas y desoladas. Ahora el mayor reto del país con menor densidad poblacional del mundo (con permiso de Mongolia) es superar la altísima incidencia del Sida: uno de cada cinco namibios esta infectado y la esperanza de vida se ha reducido a menos de 50 años.

Namibia sigue siendo un país controlado de facto por la minoría blanca. El idioma oficial es el inglés. Las tribus que un día fueron dueñas de las tierras y han logrado sobrevivir habitan en hoy en las zonas forestales del Norte, en la frontera con Angola. Cuando paseas por Windhoek, Swakopmund, Walvis Bay o Luderitz parece que estás de visita en Baviera. La diferencia es que pasadas las últimas casas comienza un desierto sin fin. Namibia cuenta con uno de las rentas per capita más altas de Africa, gracias a las minas de diamante y uranio del sur, la riqueza pesquera de sus costas y las inversiones alemanas y sudafricanas. La ínclita diamantera sudafricana De Beers deja el 75% de sus ganancias en las arcas del gobierno namibio, como también hace en Botsuana.

Las colosales e interminables dunas y extensas zonas áridas dan un aspecto fantasmagórico a dos tercios de este territorio en el fin del mundo. La infraestructura turística es una de las mejores de África, y la oferta de actividades y excursiones es tan amplia que es difícil elegir: la costa de los Esqueletos, el Desierto Namib Naukluft, el Parque Natural de Etosha, Kaokoland, Fish River Canyon, Sossusvlei, Caprivi, Windhoek, Swakopmund etc. La filosofía del Ministerio de Turismo es atraer turistas de alto poder adquisitivo. Es difícil viajar barato. Los precios de los tours organizados son prohibitivos para los mochileros. Para conocer el país a fondo es imprescindible alquilar un todo terreno.

La población blanca de Namibia es la más racista que conozco.

Sirva de ejemplo la siguiente anécdota, que me ocurrió en Swakopmund, que lame la costa atlántica y es punto de partida para las excursiones al desierto y la costa de los Esqueletos. A las diez de la mañana de un soleado domingo estaba de espectador en un desfile de amazonas que cabalgaban sobre acicalados corceles, por la calle principal y en filas de a dos. Participaban en el campeonato nacional de hípica, que se celebraría días después en una localidad cercana. Estas jóvenes embutidas en uniformes impolutos desfilaban sobre sus caballos de raza, altivas, con gesto adusto y mirada distante. Las amazonas eran adolescentes de piel blanca y pelo rubio. Al frente, un todoterreno vomitaba una atronadora marcha militar que vagamente me recordaba himnos nazis. La apretujada multitud de negros contemplaba boquiabierta este despliegue de glamour surrealista. Durante el desfile le comenté a mi amigo Enzo, de Pescara (Italia), lo extraño y anacrónico de la escena. Una swakopmundesa blanca que oyó mi comentario, me tocó el hombro y con voz grave y ceño fruncido nos arengó en perfecto inglés sobre el error de nuestra apreciación:

Aquí no hay racismo. No estáis viendo amazonas negras porque los negros no tienen caballos…

Y tras decir esta barbaridad, se dio la vuelta y se alejó, tan campante…