La mayor parte de la población vive en Viti Levu. Casi todas las islas medianas y pequeñas (como Fulaga) están habitadas sólo por nativos de origen fiyiano, no indio. Se producen pocos matrimonios interraciales y ambas comunidades se tratan con respeto pero con distanciamiento. La mayoría de los cargos políticos y públicos, así como la propiedad (no la posesión) de las tierras es coto de las familias nativas fiyianas. El restante ocho por ciento de la población la componen chinos, habitantes de otras islas del Pacífico Sur y Europeans (australianos, americanos, neozelandeses y europeos). Más de la mitad de los habitantes son menores de 20 años y dos tercios son menores de 30 años.
Viti Levu es considerada como centro Educacional del Pacífico Sur. En Suva está el campus central de University of South Pacific, la mayor universidad de esta parte del mundo y propiedad de países de Oceanía, con más de tres mil estudiantes en Fiyi y otros ocho mil en varios archipiélagos de Melanesia y Polinesia. Tiene campus en los archipiélagos de Tonga, Tuvalu, Solomon, Cook, Samoa etc. Desde el campus principal en Fiji estoy escribiendo esta crónica.
A través de Fiyi pasa teóricamente la International Time Line, que divide al mundo en dos días. Se produce aquí la circunstancia anecdótica de que en Viti Levu es martes cinco de la tarde, y en Tonga, no muy lejos hacia el Este, es lunes 6 de la tarde.
En cuanto a economía, la pobre economía de Fiyi se nutre del turismo y el cultivo de caña de azúcar. También exporta madera, oro, pescado y aceite de coco. Hoy este archipiélago sufre dificultades económicas por las razones políticas y sociales que indiqué más arriba. Soporta una alta tasa de desempleo y una economía de subsistencia con poco dinero circulante, sobre todo en las islas más alejadas. El empleo público agrupa a un 40% de la población activa y existe una importante dependencia de las donaciones y ayudas de países como Australia y Nueva Zelanda. La deuda externa e interna es muy elevada. El turismo no mejora y Fiyi se halla relativamente aislada por su anacrónica situación política y ubicación geográfica. Para cerrar este desalentador panorama económico, y como comentaba antes, los nativos fiyianos son dueños de la casi totalidad de las tierras, dejando a los fiyianos de origen indio que las trabajen. Estos tienen poca motivación para mejorar las técnicas de agricultura. Un sistema tan viciado desmotiva todo tipo de inversión a largo plazo que aumente el rendimiento de las cosechas.
En un par de días tomaré un avión que me llevará a Los Angeles via Hawai. Desde Los Angeles volaré a Miami, y desde allí hasta Madrid para continuar un extenso viaje por doce países de Africa subsahariana.