FIYI | UNA HISTORIA INTERESANTE

Se dice que el incansable navegante Abel Tasman, que dio su nombre a la isla de australiana de Tasmania, fue el descubridor del archipiélago Viti, Fidji en dialecto Tonga. Tasman sólo pudo divisar algunas de las islas. Cuenta que a principios de febrero de 1643 sus naves se hallaron comprometidas en un laberinto de islotes, arrecifes y rocas, del que se libraron con mucha dificultad. Las bautizó con el nombre de “Islas del Príncipe Guillermo y hondonadas de Heemskerk”.

A principios del siglo XIX las islas Viti recibían la visita de numerosos buques europeos que comerciaban con madera de sándalo, muy preciada en las mejores mansiones de la aristocracia española, francesa y británica. En aquella época, en ningún punto del planeta era mejor recibida la esencia de sándalo que en los lucrativos mercados de China, y no pocos troncos sacados de las islas Viti sirvieron para conformar los tablones de la caja mortuoria de algún rico mandarín. Pero, lejos de poner en conocimiento del público el secreto de su itinerario, los capitanes europeos ocultaban sus viajes bajo un velo misterioso, por temor a que sus revelaciones levantaran concurrencias peligrosas. Krusenstern, en el primer intento serio de cartografiar esta zona en 1824, tuvo que echar mano de materiales y datos inexactos y desnudos de toda autoridad.

El Capitán Pendleton fue uno de los muchos navegantes que se aventuraron por estas islas, a bordo de su buque “Oceánico”. Ante el requerimiento de un aventurero francés que le solicitó transporte a las islas, Pendleton contestó:

Sí, bellas excursiones, y sobre todo muy largas, porque son muy pocos los que han vuelto de ellas. Con todo, esta vez, mi querido pasajero, irá usted sólo. Nadie de cuantos se hallan a bordo del Oceánico tiene la fantasía de terminar en la parrilla de alguna majestad vitia. En todas estas islas se comen a los curiosos.” “Aquí los hombres son brutos., feroces, huyen de los europeos y los buscan sólo para asesinarlos.

A pesar de estas preocupaciones, el aventurero francés consiguió convencer a Pendleton para que le llevase a las Islas Viti, y en su libro “Viaje Pintoresco Alrededor del Mundo” describe a los melanesios como seres con tez  bronceada o negra, rostro y nariz chata, miembros cenceños, pelo crespo y enmarañado, carrillos prominentes, labios gruesos, facciones sombrías y feroces, altos, bien formados, ágiles y musculosos. Contrastan con la fisonomía regular, franca y casi noble de sus vecinos los polinesios.

Entre las primeras islas se topó con Viti Levu. El aventurero francés escribe que después de Hawai ninguna tierra había llamado su atención, con terraplenes escalonados desde la playa hasta sus picos interiores, reverdeciente, deliciosa, cubierta de frutos y de flores. Viti Levu tiene setenta millas de Este a Oeste y cerca de sesenta de Norte a Sur. Sus tierras tienen una orografía desigual y aparentan ser muy fértiles.

También describe la isla de Boulang-Ha (Fulaga), que fue descubierta por los buques Harrington y Elizabeth. Fue vista de lejos por Wilson en 1797 y escasamente reconocida por Durville en 1827. La describe como una isla alta, selvática, de agradable aspecto y de seis millas de largo, con una rompiente que la rodea. Su población en aquella época era de ochenta habitantes.

Durante su navegación por el archipiélago, el francés se encontró con Hernando, un náufrago filipino que había naufragado hace siete u ocho años en el  buque español Concepción. Contaba Hernando que “sobrevino el naufragio entre los canales que separaban dos grandes islas. Cuarenta marineros fueron arrojados a la costa. Una parte de la tripulación se ahogó y otra fue comida por los caníbales, el resto vivió disperso entre las diferentes tribus de la isla. Los jefes crearon con ellos una especie de guardia de honor o cuerpo de mosqueteros, por cuyo título gozaban de ciertos privilegios. Únicamente cuando estallaban las hostilidades entre los reyezuelos vitios, corrían como los demás el riesgo de los prisioneros de guerra, esto es, de ser tostados y comidos”.

Tras los mercaderes llegaron a las islas las epidemias, predicadores cristianos y presos ingleses escapados de Australia, por esa época cárcel de Inglaterra. Los presos también ayudaron a los reyes locales en sus luchas inter-tribales y aprovecharon las armas de fuego para ganar su confianza. Posteriormente llegaron los balleneros, cazadores de tortugas y traficantes de esclavos ingleses y australianos, que durante mas de 30 años capturaron y esclavizaron a decenas de miles de nativos de Vanuatu, Salomón y Fiyi, llevándolos a Australia, Samoa y Hawai para trabajar en los campos de caña de azúcar y algodón. Para capturar a estos melanesios, los traficantes embestían a las canoas de pescadores en alta mar y recogían del agua a los supervivientes. Sólo a finales del siglo XIX se comenzó a pagar a los nativos un ínfimo salario mensual, que equivalía al salario de medio día de un hombre blanco. Otra forma de reclutar esclavos o trabajadores baratos era el soborno a los jefes de las tribus con regalos de quincallería, o el engaño diciendo que los llevaban a Australia a darles instrucción religiosa. En Australia, la disentería, el agotamiento y los malos tratos hacían que la mayoría murieran sin poder volver.

Tras tantas invasiones hostiles y como única forma de imponer el orden, Fiyi solicitó a finales del siglo XIX ser anexado a la corona inglesa. Los ingleses decidieron explotar la abundante cosecha de caña de azúcar y empezaron a traer miles de obreros o “coolies” de India, por aquella época también colonia inglesa. La mayoría de los indios emigrados a Fiyi decidieron quedarse y actualmente constituyen casi un 45% de la población del archipiélago. Los indios ascendieron de ciudadanos de tercera a ciudadanos de segunda categoría cuando Fiyi obtuvo la independencia en 1970 y muchos blancos se marcharon. Los indios estaban divididos entre musulmanes, hindúes y sikhs, y encontraron dificultades para hacer valer sus derechos frente al 50% de población original fiyiana.

Estos últimos formaron el Alliance Party, que en algunos momentos amenazó con expulsar a los indios. Los indios contraatacaron creando en NFP o National Federation Party. El equilibrio político se mantuvo de forma precaria hasta que el NFP se escindió entre musulmanes e hindúes. Sin embargo, el Labour Party, una nueva alianza entre los diferentes partidos de indios fiyianos, liderada por el Doctor Bavadra, derrotó al partido de nativos fiyianos o Alliance Party y obtuvo la mayoría absoluta. Pero, tal vez sin fundamentos, se le asignaron al Labour Party ciertas conexiones con el comunismo por su beligerancia contra las pruebas nucleares norteamericanas en el Pacífico y por el no acatamiento de la religión metodista. Se inició una campaña de desestabilización (se rumorea que la inició la CIA) que cerró la embajada India y expulsó a sus diplomáticos. En 1987 el coronel nativo fiyiano Rabuka dio un golpe de estado y anuló la Constitución promulgada en 1970. Fiyi fue inmediatamente expulsada de la Commonwealth. En 1990 se aprobó una nueva Constitución que refuerza las prerrogativas de los fiyianos de origen y su posicionamiento en los poderes administrativo y político.

En 1997 la semi-dictadura permanecía vigente, aunque el golpista Rabuka se había metamorfoseado en político populista, ganando todas las elecciones desde 1991. Pero no cumplió sus promesas de restitución de derechos a los indios. Desde el golpe de 1987 los indios fiyianos, que generan gran parte de la actividad económica del país, están emigrando sin prisa pero sin pausa. La expulsión de Fiyi de la Commonwealth (organización que agrupa a las antiguas colonias británicas), la emigración y los continuos escándalos de corrupción en el manejo de los presupuestos del estado bloqueaban seriamente la inserción de Fiyi entre los países económicamente desarrollados.

En 1997 Fiyi es readmitida en la Commonwealth, con la condición de que el régimen político de turno promulgue ciertas garantías semi-democráticas, basadas en el reconocimiento de la igualdad de derechos entre ambas comunidades. Se publicó una nueva Constitución. Pero en 2000 se produjo otro golpe de estado por el comandante Frank Bainimarama. En las elecciones libres de 2001 se reinstauró la vieja Constitución y Qarase fue elegido primer ministro fiyiano. En 2006 un tercer golpe de estado del denostado Bainimarama volvió a disolver el parlamento. En 2009 la Corte de Apelaciones de Fiyi sentenció como ilegal el golpe de estado tres años antes, exigiendo la reinstauración del parlamento e iniciando una nueva crisis política, con el comandante de primer ministro. A mediados de 2009 Fiyi fue expulsada del Forum de las Islas del Pacífico por su incapacidad de reinstaurar un régimen democrático, y la Commonwealth canceló cualquier tipo de ayuda económica a este país por falta de progreso en la reinstauración de una democracia. Desde 1987 los militares han hipotecado el devenir político de este, en apariencia, tranquilo país.