P: ¿Qué te llevó a emprender esta aventura?
Cuando era un enano, una vez al año pasaba noches en vela dias antes de que mis padres volvieran de algun largo viaje. Regresaban a casa con regalos. Pero lo único que a mí me interesaba era la película de super-ocho que habían filmado. Costa de Marfil, Kenia, Malasia, Brasil. Mi padre se encerraba en el salon de casa durante varios dias, y con la luz apagada, pasaba horas interminables para armar, editar, darle sonido, comentarios y música a cientos de metros de un pequeño un film de plastico enrollado. Nos prohibía terminantemente husmear hasta el día del gran estreno. Siempre que podía me colaba a gatas para espiar algun avance. Esta espera me resultaba eterna.
Años después, cuando tenía trece años, mis padres decidieron que era necesario espabilarme. De un día a otro me enviaron a un colegio en algun lugar lejos de España. Yo solo sabía comunicarme en castellano, pero la mayoría de mis 200 nuevos compañeros de colegio no me entendían: venían de 60 países del mundo. Además, a esta temprana edad me resultaba difícil comprender que habían personas no católicas. Los horarios de comida, las costumbres, el clima, el idioma…
El impacto fue mayúsculo, pero siempre recordaré los esfuerzos por comunicarme en otro idioma, adaptarme a otras formas de pensar, otras creencias, otros ritos.
Dos años despues volví al redil familiar, al cole y a después a la universidad, cerca de mi casa.
Pero sentía unas ganas enormes de volar. Necesitaba escapar. Estaba sediento y hambriento de libertad, de ir a lugares y conocer a gente que no hubiese visto nunca. Había desarrollado un apetito incontrolable por experimentar, sentir, ver, oler, discutir, tocar, sorprenderme, disfrutar situaciones nuevas lejos de casa, familia, amistades y mundo conocido. Con 20 años, con un par de amigos, planificamos una aventura en Inter-Rail por Europa. Todo estaba listo, pero en el último momento me quedé solo. Ellos no podían viajar. No importaba. Me largué por mi cuenta. Fue el mejor mes de mi vida.
Pero no fué suficiente, ansiaba más.
Al terminar la tediosa carrera me fuí a trabajar a Madrid. Después de tres años saltando de una empresa a otra pense en estudiar otra vez (soy un poco bruto), esta vez fuera de España. Pero ¿porque no escaparme al Sudeste asiático unos meses antes del comienzo de curso?. Días después empezaba un viaje de tres meses con una mochila en solitario por Tailandia, Malasia, Singapur y Birmania.
Cuando terminé de estudiar en el extranjero volví a huir, esta vez, cuatro meses: mi primera vuelta al mundo. Viajé a India, Nepal, Tibet, China, Hawaii, San Francisco, Costa Rica, Chile y Argentina. Otro viaje fabuloso sobre el que algun dia espero escribir.
Después he vivido cuatro años entre Puerto Rico y Argentina.
Otra vez, antes de regresar definitivamente a España para sentar cabeza, decidi regalarme un año sabático. Vendi mi coche por 7.000 euros, y en esta web os cuento este maravilloso viaje.
Espero que lo disfruteis tanto como yo lo he disfrutado haciendolo.
P: ¿Con cuánto dinero contabas?
Inicialmente llevaba alrededor de 1.000 euros en dolares, 2.000 en Traveller Checks de American Express (los restituyen si te los roban o los pierdes) una tarjeta de credito para utilizar solo en caso de emergencia. Al final gaste algo mas de 6.000 euros en este viaje.
Hay que pensarlo: ¿no me gasto lo mismo en un año viviendo en casa?
Estos 6.000 euros incluyen todos los billetes de avion. En estos viajes largos, recomiendo comprar billetes solo de ida, y arreglar el siguiente trayecto en el pais de destino. Alli se encontraran posiblemente mejores ofertas que si organizamos el viaje con antelación. Hay que recordar que en un viaje largo hay casi un 100% de posibilidades de que cambies de planes o trayecto, ya que manejas mucha mas infomación que antes de salir de casa.
P: ¿Por qué decidiste llevar tu experiencia a la red?
Al final de la visita a cada pais, me tomaba un dia completo para escribir una extensa cronica de todas las experiencias y anecdotas aun frescas. Gorroneaba ordenadores universitarios, o los de algun amigo durante el trayecto, o me buscaba la vida para redactar el texto de cualquier manera. Es importante no esperar a la vuelta del viaje para escribir las experiencias, ya que son tantas las que se acumulan que es facil olvidar anecdotas, detalles y nombres. Fotocopiaba las cronicas y las metia en sobres sellados para mis familiares y amigos. Cuando podía, las enviaba por email.
Una vez terminado el viaje, recopile todas las cartas e intente crear una historia.
Hoy disfruto contestando emails de personas que acceden a mi web y deciden hacerme preguntas.
P: ¿Cuántos mensajes por correo electrónico llegaron estando tú en ruta?
Mientras estaba en ruta recibia mensajes de mi familia y amigos. Sin embargo, me conectaba muy esporadicamente, ya que no siempre podía encontrar ordenadores conectados a la red. Por ejemplo, en Mongolia solo habia dos lugares publicos (con acceso muy limitado) para conectarse. Estos estaban en carisimos hoteles para tours de 5.000 euros por 10 dias. En este caso, tuve que hacerme amigo de una guia turistica para japoneses o del conserje del hotel Genghis Khan, cuya hermana tenía conexion desde su casa.
P: ¿…Y cuántos has recibido hasta ahora?
Bastantes.
Cada vez que abro el e-mail tengo varios nuevos mensajes desde todas partes del mundo hispano. Intento responder todos los que puedo, aunque algunas veces no tengo tiempo para todos. Sin embargo, disfruto enormemente compartiendo experiencias, y si me dan la oportunidad, recomendando como disfrutar algo mas en algun trayecto.
P: ¿Planeas un nuevo viaje?
Mi vida es ahora mas sedentaria. Tengo trabajo fijo, esposa y dos hijos de uno y tres años. Ademas solo puedo tomarme las vacaciones que me corresponden. Sin embargo, hago lo que puedo para “escaquearme”. Por ejemplo, el verano pasado alquilamos una autocaravana en Berlín para recorrer mas de 3.000 kms por Escandinavia. Experiencia absolutamente espectacular y altamente recomendable.
P: En caso afirmativo, ¿podremos volver a seguir tu rastro en Internet?
Seguro.
PD: algunos años después de esta entrevista, he viajado a Iran solo. Con mi ahora esposa Loreto, de luna de miel, alquilamos un velero tripulado solo para nosotros para visitar las Antillas Menores en el Caribe, desde San Vincent y Granada hasta Martinica. También con ella he ido con mochila y autostop a Birmania, Tailandia, Mozambique, otra vez a Zimbabue, y a los Fiordos Noruegos, en Autocaravana alquilada en Berlín, con mi esposa y mi hijo Alejandro.
Seguiré viajando hasta la muerte.